viernes, 7 de septiembre de 2007

CARLOS MILLAN VA A DESAPARECER POR SEGUNDA VEZ...


Esta vez Carlitos que ya lleva dos años desaparecido va a desaparecer de nuevo por solicitud de la fiscalía de Valdivia que quiere archivar el caso. El próximo 1º de octubre el fiscal regional debe tener decidido si acoje la solicitud de su subordinado. Coincide con los dos años de impunidad en un caso en que hemos ido pasando de las declaraciones de buenas intenciones de las policías y los fiscales, hasta esto que es una prerrogativa de quien ha tenido hasta ahora la responsabilidad de avanzar en el caso.

Nos hemos convertido en eso, en un caso, que en términos exactos para la 'justicia' se remite a un montón de fojas y tomos. Por eso se puede hacer desaparecer por segunda vez a Carlos. Si no fuese un montón de papeles, si fuese un rostro que vemos a diario en los espejos, una voz que escuchamos cuando podemos estar en silencio, si fuese más ese perfil con la pelota dominada o el payaso de la fiesta de los amigos o la mirada perdida que nos encuentra entre las formas de las nubes o la cabellera que se mueve en el vaiven de las hojas de los sauces no sería tan fácil para el señor fiscal.

Y resulta que hay personas para las que Carlos sigue estando en cada paso a nuestro encuentro, no como quisieran quizás los fiscales, como corpus, pero es algo más intenso aún, es su ausencia que demanda estar más cerca que lo que podemos llegar fisicamente a estar y eso como lo podría entender un sistema judicial. Es enredado hasta para nosotros que vemos a Carlos a cada rato, en todas partes, tampoco nosotros tenemos grandes respuestas, sólo la certeza de que no va a volver a desaparecer nunca, que nos va a mirar cada mañana y nos preguntará cómo estamos, cómo están nuestras familias, cómo queremos que sean nuestros hijos cuando tengan su edad.

No podemos entonces creer que se pueda desaparecer dos veces a alguien. Los primeros que hicieron desaparecer a Carlos espero que lo puedan ver cada mañana como yo en el espejo, que los mire y les recuerde que hicieron y que no hicieron como nos pasa a nosotros. Ojalá lo puedan ver y si pueden responderle por que, por qué aun el silencio.

Tampoco podemos creer que se pueda poner plazos a los desaparecidos, sino Chile habría olvidado a tantos. Ni dos ni mil años pueden hacer desaparecer de nuevo a Carlos, menos un oficio de un fiscal que eran precisamente los responsables de que no vuelva a desaparecer. Habrá que volver a mirarnos y volver a escribir nuestros nombres en un papel para que los que gustan de papeles puedan creernos que no hemos olvidado a Carlos.

Víctor Godoi Millán

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